El garbanzo (Cicer arietinum) es una especie de leguminosa, muy extendida en la India y en el ámbito
mediterráneo. Se trata de una planta herbácea,
de aproximadamente 50 cm de altura, con flores blancas o violetas que
desarrollan una vaina en cuyo interior se encontrarán 2 ó 3 semillas como
máximo. Su periodicidad es anual. El garbanzo es una legumbre con
importantes cualidades culinarias y nutritivas.
ORIGEN
El origen del cultivo del garbanzo es
discutido. Podría situarse con cierta seguridad en el Mediterráneo Oriental: Grecia, Turquía o Siria desde donde se
expandió por todas la regiones ribereñas del Mediterráneo con relativa rapidez.
Pasó posteriormente a Persia, al Asia Central y
también al subcontinente indio. Por lo
que respecta al África subsahariana hay motivos para pensar que se introdujo con
éxito en la región de Ghana, aunque
algunas especies salvajes se han documentado con mayor antigüedad en Abisinia. Los colonizadores españoles lo introdujeron en América después de la
invasión, implantándose con éxito en California, México y en las
regiones de clima seco de todo el continente americano.
SIEMBRA
Por lo que respecta a la siembra, en la región mediterránea se suele realizar en
primavera, en África a principios de diciembre, en Asia durante el mes de
octubre. La densidad que debe respetarse es la de aproximadamente 30
plantas/m². La recolección debe realizarse cuando las hojas se ponen amarillas.
Si ésta es manual, se deben cortar las plantas por encima del nivel del suelo
amontonándose después para secarlas, durante unos 7 días, antes de trillarlas.
MEDICINAL
El garbanzo es de una riqueza formidable en
lo que a aportes nutritivos se refiere. Es rico en proteínas, en almidón y en lípidos (más que las
otras legumbres) sobre todo de ácido
oleico y linoleico, que son insaturados y
carentes de colesterol. Del mismo modo el
garbanzo es un buen aporte de fibra y calorías. Hay que
tener en cuenta no obstante que si el garbanzo es rico en proteínas (entre 20 y
25% de su peso), éstas no incluyen todos los así llamados aminoácidos esenciales
(no sintetizables por el cuerpo humano) necesarios para la nutrición humana. Para remediar esta carencia es
aconsejable completar las recetas de garbanzos añadiendo a los platos pastas o arroz - una
combinación que sí incluye en una sola comida todos los aminoácidos esenciales.
El mismo efecto se consigue al acompañar los garbanzos con pan, pero en ese caso no hay que olvidar el notable
contenido en sodio que posee el pan. Otra posibilidad viene también dada por
el añadido de carnes o pescados.
En este sentido, no hace falta reflexionar
mucho para darse cuenta de la "sabiduría" de los platos de legumbres
que encontramos por toda la cuenca mediterránea en los que se mezclan garbanzos
con pastas, diversas verduras y arroz, como en la menestra, el cocido tradicional
campestre, el arroz al horno y el cuscús,
o también con ingredientes cárnicos o con pescado, como en el cocido madrileño y el
potaje, por citar solo unos ejemplos. En Italia, y como ingrediente principal
de su receta, encontramos la farinata o fainá.
Nuevamente la química y los análisis de nutrición no han hecho más que confirmar los beneficios de algo que
la costumbre culinaria lleva realizando desde hace muchas generaciones. En
cuanto a los aportes beneficiosos del garbanzo hay que señalar su valor diurético, su capacidad para favorecer el tránsito
intestinal (debido al alto nivel de fibras que contiene), su valor energético y
por su bajo contenido en sodio permite ser incluido en dietas de control de la hipertensión.
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